¿Periodista o publirrelacionista? Ahí está el dilema

Por Diana Alarcón Elizondo
Twitter: @dianapat23

En el terreno de la comunicación en México siempre se ha hablado de la “extraña” relación entre los periodistas y los publirrelacionistas. Para ellos (los periodistas), casi siempre somos nosotros (los publirrelacionistas), quienes tenemos la culpa de todo lo malo que sucede alrededor, y nos ponen en primera instancia, como una especie de barrera entre la empresa y la misma, entre muchos otros horrores que a cada rato se publican en sus redes sociales, o incluso en sus columnas.

Al interior de lo que nos toca, muchas veces (los medios) no se enteran de lo que se nos pide, lo que quiere el cliente. Les cuento un caso: la semana pasada invité a un grupo de periodistas a la inauguración de un restaurante, evento que fue un éxito. Llegué a mandar mi boletín de prensa como apoyo de información, hasta que después de dos o tres días recibo un correo de una periodista que se volvió publirrelacionista, reclamándome el no haberla invitado.

Y como no me quedé callada le expuse que hasta donde yo tenía entendido, ella ya estaba de este lado de la trinchera, y no podía hacerlo. Además ¿en qué siglo estamos como para reclamar que no te inviten a un evento. ¿Sabrá ella como nueva “colega” que hay estrategias, medios, objetivos y presupuestos para cada actividad?

Desde hace ya varios años he conocido a periodistas que han decidido cambiar su actividad en los medios, para integrarse a las filas de la comunicación, incluyendo una que otra agencia de Relaciones Públicas, o haciéndolo por su cuenta. Motivos hay muchos, pero el principal pienso yo, son los bajos salarios y el declive de los medios que hemos venido viviendo. El problema, es que como la anécdota que les conté en el párrafo de aquí arriba, de pronto no les ha caído del 20 de que ya son uno de nosotros (los que aguantamos vara y estamos para servir al medio, al cliente, al jefe y a las audiencias) y de pronto un día quieren switchear entre ser ser periodista y otro día y ser PR, decídanse.

Por ahí en algún artículo leí que PRs y periodistas tenemos el mismo ADN, pero difiero un poco. Aunque las profesiones vayan de la mano y se parezcan un poco las actividades que llevamos a cabo, por ejemplo: un PR es una especie de periodista interno de la empresa, nosotros somos los responsables de poder detectar oportunidades que puedan ser atractivas a los medios, y así poder publicarlas generando historias, aunque esto cada vez pase menos, porque la mayoría solo copia estos mismos documentos, y los pega tal cual, así que aguas si se te fue un dedazo, porque ni en sus medios ellos mismos lo van a corregir, simplemente porque no leyeron lo que les mandaste.

Los periodistas que se vuelven publirrelacionistas tienen esta gran ventaja, el contar con esa facilidad de escritura y de sentido común, aplicándolos ahora del lado del PR, representan una enorme ventaja. La mezcla entre saber lo que necesitan los medios, en cuanto a tipo y naturaleza de información, y el tener acceso a una amplia variedad de datos y documentos sobre los cuales se puede hacer noticia, facilita el establecimiento de una relación ganar-ganar entre unos y otros.

Quien ha sido reportero o columnista sabe discernir sobre lo que podría significar noticia; sus boletines de prensa logran estructura periodística; conocen sobre los tiempos de cierres editoriales y, desde luego, tienen muchas relaciones dentro de los propios medios. El periodista que trabaja en comunicación corporativa se convierte en fuente, pero además sabe cómo llamar la atención periodística de los medios de comunicación y tiene la habilidad de buscar y procesar la información que requieren. Adicionalmente, al menos en México, logra el beneficio de un mejor sueldo y otras prestaciones que no alcanza cuando ejerce el periodismo como reportero.

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. No todos los periodistas logran el éxito alcanzado del lado de las Relaciones Públicas. Lo primero que tienen que hacer es decidirse si se van de este lado, y pensar siempre como un profesional de la comunicación. Muchos de ellos continuan colaborando en algunos medios, y eso está súper bien, ya que los mantiene vigentes y con el ojo en lo que está pasando en el mundo y en sus sectores.

Muchos periodistas que migran a esto del pi-ar carecen de conocimientos para desarrollar una estrategia de comunicación que fortalezca la imagen y reputación de la empresa o de un producto. Ahora sí llegó la hora de ver todas las situaciones que pasamos, y tal vez ahí si nos dejen de ver como una especie de vendedores de productos, en lugar de ser sus aliados de comunicación, luego ven que por eso nos vamos con bloggers o “influencers”.

Al final de cuentas, el periodismo y las relaciones públicas se parecen en muchas cosas: buscan comunicar historias de interés para cada una de sus audiencias Ambas partes, aunque a muchos reporteros les caigamos mal, se necesitan. Si lo ven fríamente, un publirrelacionista es un colaborador más de la empresa a la que le hace los boletines de prensa y establece relaciones con los mismos medios, ya que conoce las entrañas de la marca, si es así, ¿por qué no hacer equipo y el periodista valora esa información y abre sus horizontes para contar sus propias historias y no verlas como “un simple comunicado más”?

Somos la mancuerna perfecta para generar información responsable y de calidad. La semana pasada una revista publicó a las “mujeres influyentes” que según su criterio, eran las más fregonas de la industria automotriz. Cuando le pregunté a una de las editoras, en qué habían basado sus criterios para ponerlas a ellas, simplemente me dijo “porque es una portada pagada”, así que este es otro tema que tiene mucha tela de donde cortar, ”al cliente lo que pida”, y se olvida el periodismo y la ética, con tal de recibir algunos miles de pesos, por publicar lo que ellos quieren, en fin.

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