Ron potosí: el licor de los exiliados

Por Armando Enríquez Vázquez
Twitter: @cernicalo

Entre los españoles que escogieron México como país de residencia al huir de la Guerra Civil Española, este par creó una empresa de destilados que sobrevive a pesar de todo. Esta es la historia de la marca Ron Potosí.

A finales de la década de los años 30 y producto de la Guerra Civil Española llegaron a México más de 20 mil personas huyendo de la represión y la dictadura de Francisco Franco y sus seguidores. Entre los españoles que llegaron a México no sólo venían intelectuales y personalidades republicanas, también lo hicieron mujeres y hombres trabajadores que crearon muchas fuentes de trabajo y negocios, además de convertirse en mexicanos por ese largo exilio que les impidió regresar a su tierra.

Los exiliados españoles se esparcieron por la amplia geografía mexicana. En el estado de San Luis Potosí en el centro de México, Santiago Dañobeitia junto con Miguel Dorcas Berro fundaron la empresa Ron Potosí en 1938 en Ciudad Valles, a la orilla del río Tampaón. La receta fue aportación de otro exiliado llamado Joaquín Burguete, basado en recetas tradicionales.

Poco tiempo después, la marca cambió de dueño. otro miembro de la colonia española en Ciudad Valles de apellido Wilasante y a su hijo Alberto. Durante su administración la empresa creció en las décadas de los años 50 y 60, el éxito de la marca la llevó a tener presencia nacional, a pesar de que en 1955, la empresa estuvo a punto de desaparecer debido a la llegada de tres huracanes a la zona la huasteca que provocaron la crecida del Río Tampaón y con ello la inundación de la destilería, las barricas del Ron terminaron flotando en el río, por lo que la empresa pagó a los pescadores locales para rescatarlas. La fábrica se estableció entonces en la carretera entre Ciudad Valles y Nuevo Laredo. En la década de los años 60 la marca comenzó a exportar a Estados Unidos y Europa convirtiéndose en la marca de ron más importante de México.

Sin embargo, la mala administración de la empresa la llevó por un lado, a ser objeto de denuncias por parte de la Asociación Ecologista Proyecto Verde A.C. por contaminar el río Valles, y por otro lado a que en 1996 estalló una huelga por la falta de pagos a los empleados. Esto llevó a Ron Potosí a liquidar a los empleados en algunos casos con barricas del producto y a mover la embotelladora a Aguascalientes y Querétaro.

La empresa pasó a un plano muy inferior en su presencia en el mercado nacional y nula en el internacional. En 2020, anunció su regreso a Ciudad Valles con un pequeño hotel, restaurante y museo de la marca, pero al parecer todavía no se abren las puertas de estos lugares pues no hay nada al respecto, ni un sitio oficial, sólo notas periodísticas anteriores a la pandemia que informan sobre el hecho. La bebida aún se vende en diferentes cadenas de licores y almacenes que lo ofrecen en sus catálogos.

Quienes pasamos de los cincuenta años, seguramente recordamos los comerciales de la marca que terminaban con un product shot de una botella verde con el vidrio cuadriculado y al fondo una cascada típica de la región. Hoy me entero que la locución corría a cargo del actor Pedro Armendáriz.

Desde el inicio, empresa denominó a su licor como Ron Huasteco por ser producido en la región de la huasteca potosina y utilizó en sus etiquetas a la especie de Loro de cabeza amarilla (Amazona oratrix), típico de la región.

Actualmente, el envase del Ron Potosí se ha convertido en una botella ordinaria de cuello largo y el perico estilizado en una de las esquinas de la etiqueta ha perdido su colorido plumaje.

3 comentarios en «Ron potosí: el licor de los exiliados»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *