La última (del año) y nos vamos: De los odios y consecuencias en las redes sociales
Por Diana Alarcón Elizondo
Twitter: @dianapat23
En este 2022, tal vez comencemos la tercer temporada del 2020, el año en que llegó el Covid-19 y que nos hizo mover y remover muchas cosas, perder seres queridos y replantearnos tal vez nuestra historia de vida. La era digital nos rebasó por completo y aunque ya estemos casi haciendo nuestra vida un poco como antes, solo que con cubrebocas y sin abrazos y besos, muchas cosas llegaron para quedarse.
Así como hay personas que cuando se suben a su auto se transforman, al navegar por Internet sucede lo mismo. Cuando nos comunicamos a través del mundo digital, escribimos cosas que no somos capaces de enfrentar cara a cara. El anonimato contribuye a una mayor violencia verbal, pero muchos olvidan que lo que escribimos en las redes sociales deja huellas y a veces muy profundas.
Hace unos días me partió mucho la noticia del suicidio de la actriz española Verónica Forqué (no porque me sienta eshpañola, joder). La trágica muerte de la actriz y una de las “Chicas Almodovar” consentidas, dejó consternados a más de uno, sobre todo por ubicarse en un contexto mostrado en los medios de comunicación que han cubierto la noticia.
En su última aparición en el programa Masterchef España, reality en el que ella participaba, no hacía falta darse cuenta de que ella no estaba bien. Se le veía triste, apagada y agotada, como bien ella lo dijo al jurado antes de entregar el mandil y retirarse del concurso. Ahora mucha gente se pregunta por qué se le permitió participar y estar al aire en tan lamentables y evidentes condiciones.
Tuvo que ser ella quien dejara de participar por propia voluntad. A lo largo de su estancia en el programa estuvo expuesta a miles de ataques y mensajes de odio a través de sus redes sociales, quienes no la bajaban de “loca”, “ridícula” y “psicópata”. Hoy muchos de estos usuarios son quienes le echan toda la culpa al reality español por haberla explotado, y no haberse dado cuenta de los mensajes de ayuda que pedía a gritos, a través de cada programa.
Pero es que aquí además de echarse la bolita entre todos, díganme quién, aunque tenga la piel curtida, tiene una vida de ensueño, o sea, qué persona pública y exitosa va a aguantar esto. Aunque muchos parezcan almas de hierro, todo cala, aunque sea en silencio, eso le pasó a esta actriz con muchos años de trayectoria, y cuántos casos más no hay. Nadie sabe por lo que los demás están pasando.
La gente en redes es MUCHO más cruel que a pie de calle, aprovechan estas plataformas para desquitarse de los problemas que los aquejan y la mayoría de ellos exponen una vida que tal vez sea una mentira.
El ciberespacio es una bola de nieve y odio que está creciendo a pasos agigantados. Por ejemplo, que el actor Mads Mikkelsen haya tenido que cerrar por unos días sus redes sociales luego que miles de usuarios le insultaran y acosaran, todo porque a muchos no les pareció que reemplazara a Johny Depp en el papel de Gellert Grindenwald en la cinta “Animales Fantásticos: Los Secretos de Dumbledore” que veremos (yo sí ansiosamente) en el 2022.
Es momento de parar, el fanatismo, una vez más, ha utilizado las redes sociales para acosar a un artista que además de tener el talento posee la experiencia y prestigio que garantizan su trabajo. Al igual que Forqué no dudo que estos ataques hayan hecho explotar mucho más su depresión, y así con infinidad de casos.
Víctimas y expertos denuncian que las plataformas no están haciendo lo suficiente para frenar el odio de muchos mensajes y videos. Facebook, Youtube y Twitter se han comprometido a aumentar los controles, pero hoy por hoy es un fenómeno sin freno. Muchas plataformas aseguran (ajá) que están haciendo cosas al respecto, y que utilizan inteligencia artificial para resolver los errores que asumen se han cometido hasta ahora.
Lo cierto es que la efectividad de las redes en varios aspectos están siendo cuestionadas, e incluso muchos usuarios se han desconectado como protesta,
especialmente en Twitter, la más criticada por su poca eficacia para eliminar el odio en su red.
Así como la violencia de género, el odio masivo por muchos cibernautas hacia la comunidad LGBT es un problema persistente, lo cual se va a nivelar hasta dentro de algunas generaciones más. Pero bueno, debemos empezar por algo, tratar de ser más empáticos, respetuosos, cooperativos, y hasta publicar temas de interés o que le dejen algo positivo a los demás. Dejemos de presumir tanto, no les vaya a pasar como al chavito de Coahuila que subió a su Facebook los boletos para ir a la premier de Spider-Man:No Way Home y un “pasado le lanza” se los robó a través del código QR que presumió.
Así también como hay que pensar antes de hablar, hagamos lo mismo en las redes sociales, y así como me lo dijo ayer mi amiga Ara: “Usa las redes para divertirte, no para flagelarte”.
Sepamos usarlas a nuestro beneficio, para informarnos y entretenernos, no para enajenarnos o llenarnos de odio, que de eso, ya este mundo está repleto.
Esta es mi reflexión para Navidad y Año Nuevo, que seamos mejores personas en todos aspectos y plataformas de la vida. Gracias por leerme otras 50 semanas, y seguramente (si Dios y mi editor quieren) estaremos llenando este espacio con más temas del pi-ar de México y el mundo. ¡Felices fiestas!