El marketing de las mentiras llamado Miniso
Por Diana Alarcón Elizondo
Twitter: @dianapat23
¿Cuántas veces nos hemos ido con la finta de comprar un producto o un alimento que en fotos o en videos se ve impresionante y al final cuando ya la tienes o te la comes no fue lo que esperabas? A veces siento que en fondo ya sabemos que esto pasará, pero no perdemos la esperanza de que tal vez haya algo de cierto en todo lo que muchas empresas le prometen a sus usuarios. Lo cierto es que en la mayoría de los casos, esto resulta una mentira, esas del marketing que cada vez se hacen más comunes, y que (tal vez) ya debamos hacernos a la idea de que vamos a vivir con ellas para siempre.
Casos como el Choco Milk espumoso que veíamos en los comerciales en la década de los 80´s o el del detergente Ariel, que gracias a la cubeta-lavadora que deja la ropa reluciente, y que solamente son trucos de marketing (y un poco de bicarbonato para que espume) hizo que los compráramos, y con eso tratar de que nuestra fantasía se hiciera realidad. Eso señores, es lo que a mucha gente le ha roto el corazón. Pero si hablamos de desamores, espérense, dejen que les cuente el último caso, que para dicho sea de paso, fue a nivel internacional.
Seguramente muchos de ustedes han entrado a Miniso, esas tiendas que tienen de todo, y que como dice su campaña de marketing #nosabiaquelonecesitaba, y es una realidad, hay tantas cosas, que te las quieres llevar todas. Para muchos era “obvio” que eran un minorista japonés, ya que siempre se ha promocionado así, y hasta sus vendedores te saludan y se despiden de ti en japonés, de verdad jurabas que estabas dentro de una tienda nipona, cuando en realidad ¡Miniso es una empresa de China!!!!!!!
Es bien sabido que China y Japón no son del todo amorosos entre sí, pero de eso no vamos a hablar hoy. Todo esto de Miniso comenzó en el 2015 cuando contrataron a un diseñador japonés, quien a cada rincón le dio el toque y la atmósfera de su país. La gota que desató el caos y que actualmente tiene a Miniso con el Jesús en la boca, fue porque el mes de julio y a través de las redes sociales de la marca en España, se publicaron a las Princesas de Disney con el texto correspondiente que las describía como “geishas japonesas”, cuando lo que en realidad portaban era un vestido qipao, un vestido tradicional de China.
Después de esto, los mismos ciudadanos de China encararon a Miniso por no sentirse orgullosos ni apoyar su origen y raíces (pos oigan, así estaríamos de enojados si nos hacen una cosa así a los mexicanos). Y es que si bien Miniso Group Holding nunca ha afirmado ser una empresa de Japón, su estrategia de marketing y comunicación siempre nos ha dicho otra cosa. Obviamente este error lleno de falta de dirección, estrategia, sentido común y conocimiento, provocó miles de reacciones y comentarios negativos plasmados en sus redes sociales. Los medios de comunicación sobre todo en China, hicieron su parte, criticando esta acción como una falta de respeto y que esto no se debería de permitir.
Y es que sí, la cultura oriental en general basa mucha de su filosofía en lo espiritual, en la ética, las buenas costumbres, en la educación, pero sobre todo en el respeto, ya que sobre todo en China, se considera que sus marcas y compañías deben reflejar lo mejor de su nación ante el mundo.
Durante la ola de críticas, Miniso desplegó un comunicado disculpándose, y al mismo tiempo sus acciones caían más de un 37%. En esas líneas decía que habían tomado el camino equivocado, y de alguna manera haciendo responsable de todo este caos al diseñador japonés que trabajaba (supongo que ya fue despedido, aunque los caminos del Señor son inciertos), y que desde el 2019, poco a poco se han ido eliminando los elementos japoneses de sus tiendas.
Aún varios días después, la disculpa no ha sido aceptada del todo, y la presión ha aumentado desde que la relación entre China y Japón se deterioró un poquito más después de la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos a Taiwan, Nancy Pelosi, hace algunas semanas. Después de esto, el sentimiento antijaponés ha ido en aumento en todo China, lo que provoca un simple error y una mentira “estratégica”, a la que no he terminado de entender.
Dicen que después de “niño ahogado tapan el pozo”, por lo que Miniso anunció que además de buscar el perdón de sus clientes alrededor del mundo, comenzará con el rediseño de su logotipo, las bolsas de compras serán traducidas al mandarín, y también controlará más de cerca de sus unidades en el extranjero. Dijo también que castigaría a los altos ejecutivos implicados en la estrategia anterior y que su sede será responsable de todas sus cuentas de redes sociales de hoy en adelante.
Además de este gravísimo error de marketing basado en “ideotas”, mentiras y en la obviedad, nos damos cuenta de que la falta de orden, identidad corporativa, ética, valores, compromiso, lealtad y visión, no faltan solo aquí sino también en China. Nuestras áreas requieren de un reflejo de honestidad, solo así se puede tener clientes comprometidos, aquellos que quieren saber siempre la verdad de las cosas.
Hoy Miniso se ha llevado el premio al “oso mundial”, y la prueba de que las marcas por muy grandes que sean también se equivocan. Una prueba más de que hasta el mínimo error o descuido, es el que te puede llevar a una crisis que podría acabar con tu marca.
Como empresa y personas, que feo renegar mundialmente de tus propias raíces, y que a nivel mundial se haya “alcahueteado” y consecuentado esta campaña “japonizada”, con tal de aparentar una vida y una cultura que no les corresponde. En realidad no sé si con todo y logo y valores nuevos, los podamos ver de la misma forma, y sobre todo que en su propio país se les perdone. Tal vez quisieron eliminar el mensaje por todos conocidos de que “si es chino es chafa”, pero les aseguro que hay mil formas de reflejar y de comunicar los mensajes correctos, no solo para Miniso, sino para cualquier compañía, y mucho tienen que ver las Relaciones Públicas.
Ya veremos qué pasa, pero por lo pronto vayamos aprendiendo como se dice “hola” y adiós” en mandarín, para que cuando vayamos de nuevo a nuestro Miniso favorito, no nos agarren desprevenidos.
¡Nos leemos en la próxima columna si Dios, la inspiración, pero sobre todo si mi editor quien es un asiduo visitante a Miniso, por aquello de las botanitas que venden ahí, y las ofertas, me lo permiten!