La congruencia en las Relaciones Públicas
Por Diana Alarcón Elizondo / Twitter: @dianapat23
No hemos cumplido ni la primera quincena del año y ya tenemos mucho de qué hablar. El lunes 4 de enero se dieron a conocer unas imágenes en las que Hugo López-Gatell, Subsecretario de Salud en México, se encontraba de vacaciones en Zipolite, Oaxaca, con su novia para pasar el Año Nuevo por allá.
Un par de días antes fue captado por un usuario en redes sociales dentro del avión que lo llevaba al destino paradisiaco, en la que se le podía ver hablando por teléfono y sin cubrebocas.
Pero no es la primera vez que lo vemos así. Muy continuamente lo vemos sin cubrebocas en sus conferencias de prensa, e incluso alguna vez limpiaba sus lentes con él mismo. No sé si él lo sepa (o le importa), pero todo lo que tiene que ver con su persona, también es imagen, ya que vivimos en una sociedad de borregos (muchos hacen lo que ven de su influencer favorito o lo que ven en la tele).
Todos los seres humanos tenemos derecho a descansar y a tomar vacaciones, pero se le olvida la pésima imagen que está dando al mundo, y deja ver la falta de congruencia ante su cargo, su gente y hasta del cuidado de su propia vida. Este caso es de los más graves porque es público obviamente, pero viene de la autoridad “mayor” y de la imagen que da a conocer y supuestamente controla todo lo que tiene que ver con el Covid-19 en México.
La congruencia implica dar un testimonio público de lo que sé es, se piensa y se cree. En ocasiones como esta, el proceso de comunicación no corresponde a la realidad (si no, volteen a ver también a la iglesia católica y como ejemplo algunos de sus integrantes jerárquicos).
Bueno, no nos vayamos tan lejos, ¿cuántos influencers veganos no conocen en sus redes pero en su casa se acaban la botella de bebida de agave y a la vaca entera (y hasta han sido descubiertos)? Much@s hablan de paz, yoga y ser buen ser humano, y son los primeros que viven como perros y gatos en su casa, no se pueden ni mover y son los más rencorosos. A eso, señores y señoras, se le llama falta de congruencia.
La congruencia es sinónimo de sensatez, coherencia y de lógica. Lograrla no es fácil y sobre todo en un mundo donde a diario se compite por ser el mejor. Para ser bueno o apasionado en lo que haces, no necesitas darlo a notar a los cuatro vientos. Las cosas buenas y malas se reflejan y/o tarde o temprano te premian o te destruyen, no dejen de recordarlo.
En política y en muchas empresas, muchas veces olvidan que su personal no es solo un colaborador, es un vocero que se vuelve potencial. Es el primero en el que se van a estar fijando qué dice o qué hace. Durante todo este tiempo, los mensajes deben ser congruentes, y si nuestras acciones son contradictorias, la reputación de la persona o de la empresa se verá seriamente afectada, y un rechazo instantáneo por parte del público.
Justo esto lo pudimos ver la semana pasada al ver las fotos del señor López-Gatell ante un México donde la desgracia, el colapso hospitalario, la falta de empleos, el cierre de comercios y miles y miles de muertes es lo único que vivimos. Cuántos médicos o su personal no darían por tener una tarde libre de Netflix o quisieran despertar pensando que esto es una pesadilla.
Todos estamos hartos, queremos trabajar, vivir y sentir el aire de la terraza de algún restaurancito o salir sin cubrebocas a la calle. Nos dicen que debemos de tener paciencia, cuando quién debería de dar el ejemplo no lo hace, y encima de todo tiene a un jefe (AMLO) justificando sus acciones.
Tras la polémica de las imágenes, se desató la furia en las redes sociales, además de que una agencia de viajes aprovechó la ocasión para promocionar un paquete de viajes, que decía: “Si Gatell ya fue a Huatulco, ¿tú para cuándo?”
En esta columna siempre hemos hablado de que las Relaciones públicas son un estilo de vida. Sin darnos cuenta, mañana tarde y noche las llevamos puestas. Por ahí leí hace no mucho tiempo de que hay que ser ético aunque nadie te esté viendo. De eso se trata la vida y de la forma en la que te manejas
No es congruente dedicarte a las Relaciones Públicas y que todos te odien, que no saludes a los demás, que vivas peleado con todo el mundo, que no te guste lo que haces, que seas grosero o no seas servicial. Si tú como profesional no crees en tu proyecto, estás para la basura porque nunca vas a reflejar esa pasión y nadie va a creerte que “vendes” el mejor producto del mundo.
Las vacaciones de Mr. López-Gatell son una ofensa para todos y donde ha demostrado que todo lo que predica no lo lleva a la práctica. Sin duda, en un país al que hay que mandar mensajes correctos y claros al pueblo, ha perdido su credibilidad como funcionario público en la que hemos visto y vivido que su estrategia en contra del Covid-19 no ha funcionado.
¡Nos leemos en la próxima columna si Dios, la inspiración, pero sobre todo si mi editor que debe estar igual de indignado que yo, me lo permiten!