¿Se viene el fin de los “influencers”?
Por Diana Alarcón Elizondo
Twitter: @dianapat23
Los líderes de opinión han existido toda la santa vida. Antes del Internet sus mensajes llegaban por distintas vías, tal vez Diosito por medio de la oración (el es el primerito), Elvis Presley, moviendo masas a través de la música y hasta de sus movimientos que espantaban a todas las mamás y abuelitas de aquella época, argumentando que eran cosa del demonio seguramente. Más hacia nuestros tiempos Michael Jackson marcando sin duda la era del pop y una nueva forma de pensar más moderna, y qué decir de Lady Di (que la semana pasada hubiera cumplido 60 años de edad), quien a través de su enorme carisma, corazón y obras benéficas le dieron un cambio revolucionario a la monarquía, y a la nueva forma de verlos. Cada minuto de su vida se plasmaba en las portadas de todos los medios alrededor del mundo.
Sin embargo, con el desarrollo del internet, estos líderes han pasado a conocerse como influencers, y se han multiplicado como Gremlins. No generalicemos, hoy en día hay uno que otro que se salva, y otro que de plano no sabemos qué hace en las redes (ah sí, es que pagó seguidores).
No sólo vemos a actores, actrices, cantantes o conductores anunciando desde jamón, cosméticos, métodos para bajar de peso, ropa, también vemos desfilar en redes a modelos, maquillistas, mochileros, cirujanos, dentistas, nutriólogos, atletas, health coaches, life coaches y todo tipo de coaches anunciando lo que se te ocurra, y eso, automáticamente, y con la ayuda de algunos miles de seguidores, ya los convierte en influencers. El problema es cuando empiezan a hablar de más y comunican mensajes llenos de irresponsabilidad al no haberse documentado antes. Desafortunadamente para muchas marcas, esto no
importa porque su influencer favorito los está recomendando, y “eso es lo que cuenta”. Ejemplos de estos casos en últimos días y semanas les puedo dar muchos.
Empecemos por el más reciente, el de la youtuber Yosstop, quien en estos momentos se encuentra detenida en la prisión de Santa Martha Acatilta, acusada de promover pornografía infantil al hablar y narrar de una forma terrible y narcisista, sobre un video de una violación a una menor de edad hace algunos años. Otro caso para coronar es el del actor Arath de la Torre quien en una campaña publicitaria demeritó de forma burlona la importancia de los Voladores de Papantla, símbolo cultural y Patrimonio de la Humanidad, ¿en que cabeza cabrá o quién les dirá que den esos mensajes?
Si se fijan, estos casos cobran cada vez más notoriedad, al no tener un mínimo de conciencia o de no saber de lo que están hablando. Aquí lo importante es monetizar en sus plataformas y hablar por hablar sin haberse documentado antes, aún sin saber las consecuencias que pudieran generarles. En casos como estos, y muchos otros, la enseñanza que debe dejarles es que las palabras tienen mucho poder y que cada una tendrá repercusión en la realidad en la que vivimos.
Otro caso muy grave es el de otro youtuber, se llama Rix y está entambado en el
reclusorio, acusado de abuso sexual, ¿de verdad esos son nuestros infuencers o modelos a seguir? Aún no entiendo por qué tienen tantos millones de seguidores…
Nos queda clarísimo que hay que renovarse y que hay nuevas formas de trabajar. Aún es cuestión de tiempo que todo mundo le entienda a esto de los telefonitos inteligentes, el zoom y el “whats”, pero de lo que no me queda duda es que las redes sociales tienen que normalizarse y utilizarlas como una brecha de comunicación óptima, objetiva e inmediata.
En el último año y medio, el contenido digital ha aumentado enormemente. El tema de los “influencers” que participaron en la campaña para el Partido Verde Ecologista de México pre-elecciones federales y locales del 6 de julio pasado causó mucha indignación en la sociedad ante un claro caso de publicidad engañosa y ha sido una importante llamada de atención dirigida principalmente las marcas, figuras públicas y agencias de publicidad a que mejoren sus esquemas de comunicación para estas prácticas.
La semana pasada Tec-Check (Organización de Consumidores en Línea, A.C.) What The Fake y los Supercívicos, unieron esfuerzos para solicitar al poder legislativo en cooperación con la sociedad civil, empresas, agencias de marketing, cámaras, instituciones públicas, los propios influencers y creadores de contenido, una iniciativa de ley para definir y regular la normatividad de este tipo de publicidad.
Esta normatividad también brindaría certeza a “influencers” y a creadores de contenido en México sobre cómo promocionar de manera correcta productos o servicios en redes sociales y otras plataformas digitales.
La idea también es que los actores involucrados en este tipo de prácticas publicitarias, se hagan responsables de lo que recomiendan (y no se vayan primero por “el chayo”= regalo o dinerito), y reflexionen sobre la responsabilidad que conlleva contar con audiencias integradas por miles y millones de confianza, quienes a diario depositan su confianza en este tipo de perfiles, y a veces son los mismos culpables de que se les suba la fama a la cabeza.
Los consumidores tenemos el derecho a tener publicidad objetiva, transparente, veraz, clara y adecuada. Mientras que los creadores de contenido e “influencers” en países como Estados Unidos, Alemania o Reino Unido tienen la obligación de revelar cualquier relación comercial, laboral, personal o familiar con algún producto o servicio en todas sus publicaciones a través de redes sociales, en México estos personajes tienen completa libertad para abusar de la confianza de sus seguidores para generar ganancias y recibir beneficios sin tener que transparentar sus relaciones comerciales disfrazadas de “recomendaciones”.
Todo esto, lamentablemente, en el contexto de un total desconocimiento de los derechos de los consumidores y una indiferencia a la autoridad competente, en este caso, la PROFECO.
El primer paso para cumplir con nuestro derecho relacionado con la publicidad es transparentarla. Sin embargo, es importante no olvidar que todavía nos queda garantizar que la publicidad sea veraz y acorde con el tipo de producto que se está promocionando (por ejemplo, la regulación de la promoción de alimentos o productos no aptos para poblaciones específicas o que se encuentren fuera de la ley).
El pasado seis de junio, día de las elecciones, el colectivo What The Fake, Tec Check A.C. y Los Supercívicos unieron esfuerzos para evidenciar la publicidad para el PVEM por parte de “influencers” durante la veda electoral. [2] [3] [4] Estas tres plataformas ciudadanas solicitan a las y los legisladores, y a la PROFECO, lo siguiente:
Definir la publicidad con creadores de contenido e “influencers” como el acto por el cual éste o creador de contenido recibe una contraprestación, sea en dinero, especie u otros beneficios (la entrega de productos, créditos o tarjetas de regalo, hospedajes, viajes o invitaciones a eventos, por ejemplo) a cambio de otorgar servicios de difusión, recomendación o promoción a través de sus perfiles en redes sociales.
Obligar a “influencers” y creadores de contenido a transparentar la publicidad de forma explícita, inmediata y adecuada, por ejemplo, a través del uso del hashtag #publicidad y/o utilizando lenguaje que deje en claro el motivo comercial de las mismas.
Poner en marcha, en conjunto con Tec-Check, What The Fake y Los Supercívicos, campañas de sensibilización para que la población consumidora se entere sobre los riesgos y estafas de publicidad e información engañosa que ocurren en redes sociales a través de “influencers” y otros perfiles.
Brindar, en conjunto con Tec-Check, What The Fake y Los Supercívicos, capacitaciones a “influencers” y creadores de contenido sobre la importancia y obligación de transparentar la publicidad que realizan.
Otorgar la responsabilidad de monitorear el cumplimiento de la ley a una organización de la sociedad civil, independiente de los intereses particulares de la industria. De esta forma, la PROFECO podría enfocarse más en investigar y sancionar infracciones a la Ley (una de sus principales tareas como Procuraduría).
Generar certeza legal para “influencers” y creadores de contenido, así como para las empresas que realizan campañas de promoción con este tipo de perfiles.
El ciberespacio continúa expandiéndose, y las generaciones sucesivas encontrarán nuevas formas de entretenimiento, trabajo y comunicación. Lo único que muchos esperamos con esta evolución, es el descubrir a personas creativas, éticas y talentosas, que muestren algo más que el “outfit of the day”.
¡Nos leemos en la próxima columna si Dios, la inspiración, pero sobre todo si mi editor que ya debe estar googleando todo el chisme completo de la Yosstop y del Rix, me lo permiten!