Relaciones Públicas, una profesión liderada en su mayoría por mujeres

Por Diana Alarcón Elizondo
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@dianapat23

El 8 de marzo se conmemora el Día de la Mujer, esa fecha morada que remarca la importancia que debemos tener en la sociedad y recuerda la lucha diaria para conseguir el respeto, derechos y eliminar la violencia de género asentada por cientos de años y que hoy día se vive en cada rincón del mundo.

Este año tampoco hay mucho qué celebrar en torno a esta fecha donde deberíamos de ser siempre las consentidas, las cuidadas, las amadas y las valoradas en todos sentidos.

Seguimos viviendo el miedo, el dolor de la violencia hacia la mujer y que por el confinamiento se ha incrementado (aún mas), los feminicidios, y para acabarla de amolar la situación de la economía nacional, la pérdida de empleos, el incremento de la inseguridad.

No podemos dejar de pensar que también han sido meses de mucho aprendizaje. En materia de Relaciones Públicas los retos como mujeres siguen siendo los mismos, luchar por una mayor inclusión, mejores puestos y sueldos iguales a los de los hombres. La lucha es aún mayor, ya que nunca nos esperamos que íbamos a vivir una pandemia mundial, y tanto nosotros como nuestras marcas estábamos preparados para esto. Muchos tuvimos que entrarle más a la tecnología y algunas estrategias de comunicación se han basado 100% al mundo digital porque no hemos podido salir de nuestras casas.

En este 2021 no tengo la menor duda de que seguiremos lidiando con esta incertidumbre y desbalance, pero sé que nos seguiremos descubriendo como personas y como profesionales.

Hoy día la lucha por la supervivencia es pareja.  El sector de la comunicación es de las pocas áreas donde las cifras no se mueven mucho año con año. En esta profesión las mujeres siguen siendo mayoría, ocupando más del 72% de los trabajos en Relaciones Públicas y el 50% de los puestos directivos, según datos que encontré en el estudio “La Mujer en Comunicación y RRPP” de las Asociación de Empresas Consultoras en Relaciones Públicas y Comunicación. Lo que no cambia es que aún nos toca demostrar más nuestra valía para ascender y cobramos menos por más.

El tema también es que la incertidumbre siento que nos afecta más a las mujeres. Por naturaleza somos más emocionales y sensibles. Hace unos días leí, para ser precisos en Indeed.com que es el motor de búsqueda de empleo más grande (disponible en 50 países y 28 idiomas), sobre el trabajo emocional, que es el proceso de manejar los sentimientos para cumplir con los requisitos de un trabajo. Los roles de trabajos como maestros, trabajadores sociales y cuidadores requieren realizar un trabajo emocional como parte de su día a día. No solo deben realizar las tareas de su trabajo, sino que también deben controlar sus propias emociones para manejar mejor las emociones de quienes los rodean. Según un estudio de la Universidad Nova Southeastern, señala que las mujeres tienen más probabilidades de realizar trabajos emocionales que los hombres en los mismos roles, orzando emociones que no sentían para poder transmitir empatía, optimismo y calma. Así que ya basta de decirnos que somos el sexo débil.

Las mujeres llevamos la carga del trabajo emocional aún fuera del lugar de trabajo. Cuántas no somos consejeras, psicólogas y aguanta todo en todos lados, simplemente para mantener la paz y facilitar la vida y el orden de los demás.

De acuerdo con datos del estudio “Covid19 – Corresponsabilidad en los hogares” realizado por la ONU, las mujeres dedican 59 horas a la semana de trabajo emocional, tres veces más que los hombres que dedican 22 horas promedio. La falta de una corresponsabilidad social del cuidado y de la redistribución del trabajo doméstico ha limitado considerablemente el tiempo que las mujeres podrían invertir en sus negocios, empresas o carreras ejecutivas.

Las emociones están a flor de piel y hay muchas incógnitas en este momento. Si bien no existe una respuesta única para eliminar por completo el trabajo emocional, se puede aliviar parte de la carga para reducir el estrés y permitir que las familias tengan una dinámica más cómoda durante este tiempo. Aquí hay algunas ideas para proponer con su familia:

Repartir responsabilidades. o trabajar en identificar tareas que los miembros de la familia podrían hacer para igual la carga. Esto puede implicar tomar turnos para ir a hacer las compras, o cuidar a los hijos, preparar la comida.

Ser paciente consigo misma. Está bien no ser su versión más productiva en estos momentos o que los hijos no sean los más productivos. Intenta ser flexible con algunas reglas en casa para tener algunos momentos de tranquilidad.

Tomar descansos. Tomar descansos frecuentes del trabajo y de la familia es necesario. Esto puede ser salir a caminar, tomarse una taza de café a solas o tener alguna clase virtual de algo que ayude a encontrar equilibrio.

Definir y mantener límites. Definir límites ayuda a evitar el desgaste y otros efectos negativos del trabajo emocional durante momentos de crisis. Esto varía de familia en familia, pero ayuda a que todos los miembros de la familia (si son aptos) definan sus límites y creen un ambiente de armonía.

Es vital como sociedad tener clara y destacar la importante contribución de las mujeres en todos los niveles, ya sea como profesionales de la salud, voluntarias en las comunidades, responsables de transporte y logística, científicas, doctoras, desarrolladoras de vacunas. Asimismo, son generalmente las encargadas de las tareas de educación dentro del hogar, así como de las actividades de limpieza, coordinación logística del hogar, ocio y entretenimiento para las personas integrantes de la familia.

El 8 de marzo, Día de la Mujer, es un gran momento para celebrar los logros y buscar nuevos objetivos de vida y trabajo que nos hagan sentir bien. En cuanto a nosotras, las mujeres de la comunicación, tal vez y si hay una marcha virtual, ahí estaremos para alzar la voz, y seguiremos luchando desde nuestras trincheras por abarcar todos los ámbitos de la sociedad e implicar a todo, hombres y mujeres. Porque la igualdad hay que conseguirla entre todos.

¡Nos leemos en la próxima columna si Dios, la inspiración, pero sobre todo si mi editor que ya debe estar pensando como apapachar a las mujeres de su casa, me lo permiten!

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