Construir el éxito profesional requiere un cambio de mentalidad

Por Thomas Guy Scott
CEO de Tide Changer Consulting
Twitter: @tidechanger

La escalera profesional tradicional está muerta. Blindar tu carrera para enfrentar los retos del futuro requiere algo no negociable: un cambio de mentalidad. La ruta profesional al éxito en la actualidad incluye movimientos laterales, hacia arriba y hacia abajo, pues eventualmente cada experiencia irá fortaleciendo tus habilidades. Así es la escalera profesional moderna. Este golpe de realidad me dio mas fuerte durante mi más reciente vuelo de 11 horas a Japón, pues aproveché y vi la serie documental de HBO “Al borde de la tierra”.

Me llamó la atención en especial la historia de Emily Harrington, quien es una estrella de alpinismo libre y el episodio se enfoca en su travesía para hacer cumbre en el pico Slesova en Kirguistán. Cuando ella está muy cerca de la cima, decide descender cientos de pies hacia su campamento. Al día siguiente muy temprano, con el cuerpo descansado y la mente clara, hace cumbre en la montaña a 4,240 metros de altura. Al principio este “approach” puede parecer contraintuitivo porque ya estaba muy cerca de la meta, pero tiene todo el sentido del mundo.

Esa pausa, esa flexibilidad, esa decisión de volver y recuperar energía, seguramente son clave para lograr su objetivo final. Esta es la mentalidad que las compañías y sus empleados tienen que adoptar para construir carreras profesionales sobresalientes.

Hoy en día la globalización ha roto las fronteras tradicionales y las compañías se han convertido en centros verdaderamente internacionales. Las organizaciones más grandes del mundo están transformando sus políticas de contratación hacia prácticas geocéntricas que permitan acceder a grupos de mucho talento en otras localizaciones geográficas que antes eran inaccesibles, pero que ahora gracias al trabajo híbrido y remoto es posible.

Las ventajas de estos esquemas de trabajo moderno, no sólo incluyen grandes ahorros para las compañías y sus empleados, sino también de capital humano, pues es posible contratar ejecutivos de alto nivel que viven en países con economías emergentes y son capaces de agregar mucho valor al negocio. También es posible que los profesionales accedan a más y mejores oportunidades que les permitan avanzar más fácilmente en su carrera, conociendo nuevas industrias e incluso roles en la misma o en diferentes compañías.

Sin embargo, esto crea oportunidades y retos para la construcción de una carrera profesional, pues es común encontrarse con ejecutivos exitosos con 5-6 años de experiencia que ya han pasado por más de 3 compañías incluyendo alguna (s) fuera del país. Por otro lado, hay muchos profesionistas que se sienten bloqueados al principio o a la mitad de su carrera, y es muy común que dentro del mercado laboral, nadie les haya enseñado a captar las oportunidades idóneas para ellos. Algunos culpan al “jugador” y otros al “juego”, pero la realidad es que los tiempos han cambiado y los profesionales que buscan hoy el éxito, deben saber adaptarse a las condiciones, pero sobre todo adoptar una mentalidad más progresista.

Pero regresémonos un poco ¿por qué el mercado laboral ha cambiado de esta forma? Hace una o dos décadas, muchos consideraban que contratar expatriados, era una estrategia arriesgada porque el choque de culturas podría afectar el perfomance, y porque naturalmente, la inversión en estos profesionales era significativamente más elevada comparada con la inversión en talento local. Geert Hofsede, considerado el gurú de la inteligencia cultural, calculó el costo para las empresas una vez que los ejecutivos expatriados abandonan sus puestos de trabajo, y como era de esperarse, este asciende a no cientos de miles, si no a millones de dólares.

Durante el “boom” del outsourcing a inicios de la década del 2000, hubo un poco de apertura a la contratación de profesionistas en otros países, sin embargo tanto los desajustes culturales como la falta de tecnología permanecieron como grandes barreras para desarrollarse internacionalmente. Afortunadamente estas barreras ya no existen (tanto). Ahora es más fácil que nunca trabajar para una empresa en el extranjero gracias a las herramientas tecnológicas que permiten el trabajo remoto, además cada vez hay mayor apertura cultural, mejoras en la educación y un mayor manejo del lenguaje, sobre todo del idioma inglés en los países en vías de desarrollo.

Estas son buenas noticias para las compañías que buscan maximizar sus ganancias y para los ejecutivos que se sienten cómodos en entornos profesionales de cambio continuo. Sin embargo, para muchos ejecutivos y compañías, esta modernización del mercado laboral representa una gran incertidumbre. Y es que muy pocas personas disfrutan de la competencia sana por obtener los mejores puestos, esto sobre todo en países donde tradicionalmente los escalafones eran asignados solamente a profesionales locales. Para algunos la afluencia de talento global es buena, pero para otros no tanto….y aquí la pregunta es ¿estás list@ para adaptarte o no?

El mensaje que quiero dejar es claro: la escalera profesional tradicional ya no existe. Decían Helen Tupper y Sarah Ellis, autoras del bestseller de negocios “The Squiggly Career: Ditch the ladder, Discover Opportunity, Design your Career” (La carrera Squiggly: deshazte de la escalera, descubre la oportunidad, diseña tu carrera), propiedad del Sunday Times: “No hay nada cómodo en construir una carrera hoy en día y los profesionales más exitosos serán aquellos que puedan adaptar su mentalidad”.

Así que como sugieren Tupper y Ellis, debemos deshacernos de los planes de carrera a largo plazo y concentrarnos en las posibilidades. Las inversiones profesionales a largo plazo son más riesgosas porque el mercado laboral está evolucionando a un ritmo vertiginoso, a menudo personificado por estudiantes que pasan 4 años en la universidad solo para encontrar empleadores que exigen un conjunto diferente de habilidades. Esto no es para devaluar la importancia de una educación universitaria, solo para resaltar que permanecer relevante requiere moverse mucho más rápido.

En mi trabajo como coach ejecutivo y entrenador corporativo, he pasado los últimos 11 años trabajando con ejecutivos de todo el mundo. Tan solo en los últimos meses, mi trabajo dentro de Tide Changer Consulting me ha llevado a países como los Estados Unidos, Polonia, Arabia Saudita, Singapur, Filipinas y Malasia, para trabajar con ejecutivos de forma presencial, mientras que al mismo tiempo trabajaba con ejecutivos en Europa y America Latina de manera remota. Interactuando tanto con individuos como compañías, el sentimiento es el mismo: el cambio constante es inevitable. Ciertamente es “incómodo” mantenerse en constante cambio, pues los humanos buscamos familiaridad, patrones y un nivel de comodidad. Pero el buscar los tres anteriores al mismo tiempo es la fórmula para estancarse profesionalmente. Mi propia carrera profesional me ha llevado a dar varias vueltas de 180 grados, a través de diferencias culturales, sociales y sobre todo, muchas noches sin dormir pensando que me espera a la vuelta de la esquina.

En los últimos dos años, he trabajado con managers de nivel medio en una firma top de tecnología, principalmente en su transición hacia posiciones de liderazgo. Algunos dan el paso muy fácil, identificando las posiciones que se adecúan a sus habilidades y ambiciones, pero a otros se les dificulta más la transición, lo cual implica aceptar posiciones que no necesariamente están en armonía con sus aspiraciones o incluso dejan el programa de liderazgo y regresan a su posición anterior.

La lección importante es que retroceder o tardarte más en lograr tus metas no es un fracaso, todo lo contrario. Tomar una posición equivocada o ser ascendido antes de tener las habilidades necesarias, pueden significar un daño profesional importante. He visto muchos mánagers tomar pasos hacia atrás o laterales que más tarde se traducen en grandes beneficios, igual que Emily Harrington (la alpinista del inicio) cuando retrocedió un poco antes de llegar a la cima.

Aunado a esto, el mercado laboral actual requiere de profesionales versátiles, que aprendan rápido y estén dispuestos a evolucionar de manera continua, lo cual únicamente se logra cuando los profesionales pasan por diferentes áreas, toman nuevas responsabilidades y persiguen nuevos intereses. Por ejemplo, muchos de los ejecutivos con los que he trabajado además de su trabajo de oficina están tomando cursos adicionales, tienen un negocio personal o dan algún tipo de consultoría. Esto los hace muy deseables para las compañías, pues buscan empleados con ganas de sobresalir, aprender cosas nuevas y que se mueven de forma fluida y flexible a lo largo y ancho de la escalera profesional moderna.

Los ejecutivos dispuestos a construir carreras notables serán aquellos que adopten una mentalidad diferente, donde no se busque escalar siempre hacia arriba, sino ser flexible, adaptarse a los cambios, realizar movimientos laterales e incluso hacia abajo para ganar impulso, pues generalmente esta flexibilidad resulta en una carrera más eficiente hacia la cima, como ya nos mostró Emilly Harrington en su conquista del pico Slesova. Este es el cambio de mentalidad que los profesionistas y negocios necesitan hacer.

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