Harry y Meghan al destape

Por Diana Alarcón Elizondo
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@dianapat23

Dentro de muy poquitas semanas se cumple ya una década de la increíble boda de William de Inglaterra con Kate Middleton. Que rápido pasa el tiempo, ¿se acuerdan qué estaban haciendo ese día o en esa época?

Seguro much@s de ustedes viendo el eventazo en vivo, a eso de nuestras 4 am, y por un momento queriendo la vida de la Kate, que aunque muy plebeya y toda la cosa, a ella la hemos visto desde siempre como pez en el agua como parte de la familia real británica. Primero como la novia perfecta y bien portada, la prometida más feliz y la esposa más educada, sumisa, elegante y buena madre. La imagen perfecta para la nueva generación de la realeza británica.

Pero sabemos que no todo es perfecto en la viña del señor. Últimamente la realeza del país de los Beatles ha dado mucho más de que hablar, motivo por el cual la prensa del corazón está feliz porque tiene material para llenar sus tabloides por semanas y meses.

Hace un par de semanas Harry y Meghan los Duques de Sussex concedieron a la presentadora de fama mundial Oprah Winfrey una desgarradora y reveladora entrevista que ha dado la vuelta al mundo y en la que han compartido mucha o demasiada de su intimidad como pareja y como familia.

Es que vimos declaraciones explosivas y altamente dañinas para la familia real, sin duda alguna. Algunas de estas fueron denuncias de racismo, pensamientos suicidas de Meghan durante su embarazo, y hasta la revelación del sexo de su segundo hijo que será una niña. Todo esto sigue ocupando las primeras planas de los periódicos de Reino Unido más que nada.

A lo largo de esta entrevista con dos horas de duración y vista por alrededor de unas 17 millones de personas y que fue coordinada por el equipo de Relaciones Públicas de los Sussex, vimos a dos royals en plan de víctima hablando sin tapujo, haciéndome recordar la histórica entrevista de Lady Di hace unos 25 años hablando principalmente infidelidades del Príncipe Carlos y del maltrato que le daba la Reina Isabel.

Después de esta lluvia de declaraciones, y más de dos décadas después donde vivimos en otros tiempos, las reacciones de cibernautas y televidentes estuvieron muy divididas. Por ejemplo, para muchos Meghan sacó las garras demasiado pronto, y otros miles o millones de personas, externaron su apoyo absoluto a la Familia Real.

Tras la entrevista, la Casa Real Británica emitió un comunicado de prensa. Lejos de mostrar ira, enojo, molestia o ardor, se da a conocer que se refleja una gran tristeza al venirse enterando de los sentimientos de Meghan durante su embarazo y estancia en Buckingham y que ellos siempre serán miembros queridos de la familia. En este documento también se habla de que se investigaría el tema del racismo del que la ex actriz se refirió durante la charla con Oprah.

Con debate entre publirrelacionistas calmando las aguas en ambas partes, a pesar de todo es muy probable que de cualquier forma esta entrevista tenga consecuencias, ya que además de todo la sensibilidad anda a flor de piel porque por esos días el Principe Felipe (el esposo de la reina) estaba pasando su tercera semana en el hospital, después de un procedimiento cardiaco.

En palabras de Penny Junor, famosa periodista inglesa, afirma que esta es en definitiva una de las mayores crisis de la monarquía. La sugerencia de que los miembros de la familia son racistas es una acusación muy dañina, particularmente a la luz del movimiento Black Lives Matter (la vida de las personas negras importa). Porque, por muy falsa que sea la acusación, ya está dicha y no puede ser borrada, e inevitablemente habrá gente que lo crea.

El hecho de que Harry y Meghan hayan expresado sus quejas y acusaciones sobre su familia a Oprah (Winfrey), frente a una audiencia global de millones de personas, debe sentirse como una traición terrible.

El mundo cambia, evoluciona y con ello el pensamiento de los royals, no importa cuán longevos sean. La Reina Isabel II a mi parecer, ha dado muestra de fineza, elegancia y un comportamiento impecable ante este hecho. No sé si sea lo aprendido gracias a su linaje, pero estoy segura de que muchas de estas acciones tienen mucho que ver por una estrategia de Relaciones Públicas muy bien orquestada, a la que han seguido a mi parecer al pie de la letra.

Aún no sé porqué nos importan tanto estos asuntos y noticias de la realeza, cuando la mayoría de los mexicanos con lo más que hemos estado cerca es con Carlota y Maximiliano, quienes nos dejaron un Castillo de Chapultepec increíblemente bonito, un Paseo de la Reforma fenomenal y párenle de contar.

De la entrevista victimizadora que dieron Harry y Meghan a Oprah nos salió a todos nuestro lado experto (como siempre pasa en las redes sociales). En el mundo cibernético siempre somos eruditos en el tema de moda, también hemos sido jueces y verdugos.

Por mucho que los Sussex hayan contratado a un equipo de Relaciones Públicas y que no les ayudó mucho en temas de actuación (y eso que es actriz) investigación de títulos reales que generaron malos entendidos, pienso que algún día Harry llegará a arrepentirse de la entrevista a diferencia de Meghan. Inglaterra no es su país y nunca se sintió identificada con él, así como los ingleses nunca la aceptaron del todo.

A estas alturas, no sé si creerle a Meghan. Lo raro es ver a un Harry distinto, dividido, criticando a su propia sangre y lo que de alguna forma ha sido, es y será (un miembro de la realeza) y alejado de sus raíces por completo. Me quedaré con la duda si a su mamá le parecería, de estar con vida.

Para la Reina que al final de cuentas es una abuela como todas las demás, no debe estarla pasando bien del todo. Me queda claro que por lo menos en la última década, la vemos más cool, más abierta y más relajada sobre todo en cuanto a los nuevos miembros de su familia inmediata.

Lo vimos primero con la autorización para que William & Kate se casaran (acuérdense que Kate muy linda pero es plebeya), y años más tarde con Harry y Meghan (recuerden también que Meghan actriz, divorciada, mayor que Harry y raza mestiza). Eso en tiempos de Diana de Galés no hubiera podido suceder ni en pensamiento.

Y si quedaba alguna duda de que la familia real es o no racista, les cuento que la reina Isabel es una apasionada de la Mancomunidad de Naciones (una organización compuesta por 54 países soberanos independientes y semi independientes que, con la excepción de Mozambique y Ruanda, comparten lazos históricos con Reino Unido) y también lo es el príncipe de Gales, quien ocupará el lugar de su madre al frente de ella.

Él jugó un papel decisivo en la mejora de las relaciones raciales en los años 70 y 80, la organización de beneficencia Prince’s Trust, que él mismo fundó, se creó en los años 70 para ayudar a los jóvenes desfavorecidos, muchos de los cuales eran negros. Él ha trabajado incansablemente para unir a personas de diferentes religiones y siempre ha defendido l diversidad, así como su hijo William.

¿Piensas que esta entrevista debió llevarse a cabo? ¿Cuáles crees que sean las consecuencias para todos? ¿Cuál fue el objetivo principal?

¡Nos leemos en la próxima columna si Dios, la inspiración, pero sobre todo si mi editor que ya debe estar creyendo que me voy a la acera de enfrente a escribir de temas de prensa rosa (acuérdense que todo lo que hacemos y vivimos son Relaciones Públicas), me lo permiten!

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