La lecciones (hasta de amor) que nos ha dejado la película Rey Richard: una familia ganadora

Por Diana Alarcón Elizondo
Twitter: @dianapat23

La semana pasada vi por HBO Max (aunque aún está exhibiéndose en algunas salas de cine) la película “Rey Richard: una familia ganadora”, con una de las historias más inspiradoras basada en los orígenes de las hermanas Serena y Venus Williams para que ambas se convirtieran en las mejores tenistas de la historia.

El camino no fue nada sencillo, pero la pieza clave para llegar al éxito fue sin duda el esfuerzo de su padre Richard y el de su esposa Oracene, quienes desde que sus hijas muy pequeñas comenzaron a entrenarlas, porque ya se les veía desde entonces lo increíbles que eran para el tenis.

Gracias a la visión y la insistencia de Richard, durante la cinta vemos además de una familia unida, exigente, un gran amor pero un enfoque y una seguridad
enorme, apostando a los grandes sueños que no tardaron en hacerse realidad.

Sólo hacía falta llegar a dar ese golpe, llegar a la o a las personas correctas que supieran ver esa magia y potencial para apoyar a estas futuras reinas del tenis, más dentro de un mundo y un deporte “de blancos” y alcurnia, y en una época de principios de los años 90. Gracias al talento de Venus y Serena, esto fue posible y pudieron demostrar sus enormes habilidades.

Rey Richard nos deja muchísimas lecciones, no necesariamente para los amantes del deporte. No cabe duda de que todo lo que pasaron los Williams es un ejemplo de lucha, esfuerzo, dedicación, enfoque y decreto, mucho decreto. Algo innegable que se muestra en esta cinta es que la seguridad que te dan tus padres es la que dicta toda tu esencia, son las primeras y las más importantes figuras de tu vida.

A diferencia de personajes como Luisito Rey, el papá de Luis Miguel, que era un papá obsesivo, egoísta, exigente, manipulador y explotador (y si no lo conocen, corran a Netflix a ver su bioserie y vean cómo es retratado), Richard Williams les dio a sus hijas las bases para lograr sus objetivos paso a paso, como diría José Alfredo Jiménez (bueno, se lo dijo un arriero): “no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar”. Les dio una vida, que si bien no era de lujos sí lo fue de  educación, tiempo para jugar, ir a la escuela y vivir como cualquier otro niño de su edad.

En la película vemos cómo a sus entrenadores no les parecía esta forma de prepararse, pero al final, fueron las decisiones correctas que fueron marcando una meta muy exitosa y que tal vez muchas personas deberían copiar.

Ahora que las bioseries están de moda, hemos conocido un poco más de la historia de famosos personajes. Dicen que mucho de lo que se habla ahí no es real al 100%, pero lo que sí les puedo decir es que hay un común denominador: los padres. Sean buenos o malos, explotadores, amorosos son incluso nuestros héroes, el tema es que no sé cómo le hacen para sacar ese sexto sentido para ver esa magia en sus hijos y saber que serán los ídolos entre las multitudes…ninguno se equivocó. Piensen por ejemplo en los padres de Michael Jackson, Luismi, Lupita D’Alessio o hasta la propia Selena Quintanilla (hija de don “Eibrajan”, la reina del “Tex-Mex”, hoy varios de ellos son figuras inmortales.

Otros ejemplos como Elvis Presley “El Rey del Rock”, llegó a la cima gracias a las ganas de darle a sus padres una mejor vida…en fin, el tema siempre son los papás detrás de todo así como “Santa Claus, también son los papás”.

Regresando a la peli de la que hablamos hoy, a Richard Williams hay que admirarle su perseverancia, jamás se rindió ante un “no” rotundo o ante una idea. Era tal su seguridad que contagiaba a todo el mundo. Gracias a que nunca se dio por vencido y a su enorme paciencia, sus hijas Venus y Serena llegaron hasta donde están ahora.

Algo muy lindo que refleja la peli, es que la familia Williams forma un gran equipo en todos los aspectos. De hecho Serena y Venus tienen más hermanas y se nota la gran complicidad y buena vibra entre todos. En la cinta vemos cómo cuando Richard consigue por fin la ayuda del entrenador Paul Cohen, pero solo para Venus, graban las sesiones para que Serena con la ayuda de su madre replicara los mismos pasos y trabajar al mismo nivel que su hermana.

Para lograr algo hay que esforzarte, eso los sabemos, y el caso de Venus y Serena no fue la excepción, quienes aunque lloviera y relampagueara, ellas seguían entrenando con la ayuda de sus padres quienes siempre les pidieron el mayor compromiso en todo lo que llevaran a cabo.

Sé que a veces queremos tirar la toalla porque tal vez las cosas no nos están saliendo como queremos, pero nunca hay que dejar de lado las ganas y la pasión. Te prometo que en Rey Richard vas a sacar muchos motivos para encontrar tal vez eso que buscas. Qué importantes son los lazos familiares, ellos son quienes muchas veces dictan nuestra fuerza y seguridad. El saberse queridos y formar parte de un “manada” es básico, de ahí nace todo. Todo lo que planeó Richard Williams fue para el bienestar y futuro de su familia, mostrándoles un mucho sano, de lucha, pasión y dedicación, ese mundo que estaba muy lejos de los vicios que se vivían en el barrio Californiano donde se criaron las hoy famosísimas Serena y Venus Williams.

Así que si no sabes qué hacer con tu vida y quieres ver una historia distinta (de paso ver a Will Smith en shorts noventeros), “Rey Richard, una familia ganadora” es todo lo que necesitas para tener un “apapacho para el alma”. A nosotros los publirrelacionistas nos cae como “anillo al dedo”, ya que la determinación, la pasión y la visión es todo lo que necesitamos para lograr nuestros objetivos.

¡Nos leemos en la próxima columna si Dios, la inspiración, pero sobre todo si mi editor que ya seguro prendió la tele con todo y sus palomitas para ver Rey Richard y copiarle para las clases de gimnasia de su pequeña hija que me cae tan bien, me lo permiten!

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